Santos
Mi nombre es Santos, tengo 59 años. Vivo en Juigalpa, Nicaragua.
Mi nombre es Santos, tengo 59 años. Vivo en Juigalpa, Nicaragua.
Cuando tenía 9 años, a mí me agarró una fiebre. Me llevó otra vez a donde el doctor. «Esta es una enfermedad que no le garantizo si va a vivir» el médico le respondió.
Mi mamá era muy celosa, muy celosa y a veces me pegaba por gusto, y mi papá todo eso lo venía a vender aquí.
Pero mi papá fue bastante tomador.
Me fui a trabajar de doméstica. Cuando yo me casé, pues, mamá se puso enojada. Dijo que para ella, yo estaba muerta.
Y a Marisela, yo se lo agradezco también porque ella es la que me ha influido y ha estado hasta esta fecha conmigo. De allí, comenzó a visitarme. De allí nos dijo teníamos que hacer un grupo donde teníamos que ir a ahorrar.
Me venía a dar capacitaciones, cómo administrar el dinero, cómo teníamos que reportar cuánto ganábamos, si ganábamos o no ganábamos. Y nosotros comenzamos, lo que yo estoy actualmente, en la ropa de paca.
De esa ropa de paca, lo que ya no hay venta, agarro esa ropa de paca, la empaco en bolsas y a las personas que tienen más…son pobres, porque hay mucha gente aquí que son pobrecitas, yo se las regalo.
Realmente he salido adelante y tengo buenas amistades. Me gusta ir a comprar, me gusta ir al parque.
No me da vergüenza, voy a donde quiera y no me da vergüenza de nada. Algunas personas, por su discapacidad, uno tenía que no salir, como decir, a la sociedad, a rozarse con la sociedad.
Yo les doy un consejo, que no se queden en su casa, que no se escondan en su casa, que salgan a la visibilidad para que miren otras mujeres, si son trabajadoras, ¿verdad?
Y ahora yo me siento la mujer más feliz de mi vida.