Suzane
Me llamo Suzanne y soy de Jordania. Tengo 34 años.
Cuando tenía 11 años tuve cáncer de médula ósea. Me afectó a la rodilla y tuvieron que hacerme una amputación.
Soy enfermera. Escogí la enfermería porque se puede ayudar a mucha gente y yo quiero ayudar a los demás, de la misma forma que otros me ayudaron cuando era una niña. Llevo 11 años trabajando como enfermera.
Mi trabajo lo es todo para mí. Me ayuda a sentirme realizada, a tener confianza en mí misma y a ser mejor persona.
Cuando me gradué me resultó difícil encontrar un trabajo. Viví situaciones confusas porque había dudas sobre mi capacidad para ocuparme de los pacientes y de la propia carga de trabajo. Pasó un tiempo hasta que conseguí un trabajo en el sector gubernamental. Cuando llegó el momento de la revisión médica para comprobar mi capacidad para trabajar, me preguntaron cómo podía trabajar. Dudaban de mi capacidad para trabajar. ¿Cómo iba a operar en mi situación? Las cosas siguieron así hasta que recibí el informe de mi médico, que certificaba que podía empezar a trabajar.
La sociedad jordana es muy perfeccionista. Buscan personas sin discapacidad, pero al final buscan personas que no tengan ningún problema. Así que cuando miran a alguien con discapacidad, a veces se sienten confusos y se dicen a sí mismos: «¿Cómo puede una persona con discapacidad ser igual que nosotros?». Por supuesto, su respuesta es: «No puede, tiene que ser distinta».
Pero eso no es cierto, ya que si una persona con discapacidad demuestra su valía a través de sus habilidades, no importa si tiene una discapacidad o no.
Tenemos un dicho árabe que afirma: «Todas las personas con discapacidad son personas con un gran poder oculto en su interior».